¡Hoy ha sido un día duro, muy duro!
En el trabajo casi todos mis pacientes han estado graves, y alguno de ellos, no verá la luz del amanecer.
En casa, el ambiente está cortante, anoche tuvimos una discusión tonta, y todavía no la hemos resuelto. Por lo que he decidido dar un paseo por el bosque, antes de entrar en casa.
He empezado a caminar sin rumbo fijo. El aire sopla suave, y mueve las hojas de los árboles a su compás. Los últimos rayos rojizos de sol, se inmiscuyen entre las ramas. Mis pensamientos se enmarañan, y no sé cómo sosegarlos.
De repente, levanto la mirada, y allí está Él. Nunca había visto uno tan hermoso, no podía dejar de mirarlo. E hipnótica por su poder de atracción. Me voy acercando pausadamente, y poco a poco voy sintiendo un sosiego inexplicable, que me hace relajar mi cuerpo. Siento como me abraza, me impregna, y me llena de su poder, de su aroma, de su Luz.
Sí, es el Rayo de Luz Verde-Esmeralda, que con la fuerza de su vibración, está empapando mi Ser, esclareciendo mis pensamientos, amainando mis emociones, y colmándome de serenidad, paz y alegría.
Sí, el Rayo de Luz Verde-Esmeralda, siempre ha sido mi aliado y compañero, en el camino pedregoso que me ha tocado vivir. Pero últimamente con tanto ir y venir, tanto trabajo, y tantas actividades en las que participo, lo había dejado de lado, aparcado en no sé dónde. Y NO, no lo volveré hacer, no volveré a olvidarme de ti, de lo contrario, entraré en un huracán de actividad sin sentido, que me robará la humanidad, mi Ser y mi esencia.